5 restaurantes que aceptan a perros

Detrás del pórtico almenado, el majestuoso patio cuadrado alberga un hermoso hotel restaurante que nos recordaba una fortaleza. En los fogones está StéphaneBoisramey. ¡Un jefe que sabe llevar a su equipo con carácter y ternura! En este restaurante de Creponse come bien y el patio es muy agradable. Debajo de algunas mesas hemos visto algún perro echándose la siesta mientras sus dueños disfrutaban de la comida. «Mira, ¡que a gusto está!», le decía a Carmen. 

En esta auténtica casa tradicional normanda, una chaumière,nos encontramos en Croix-Mare en un ambiente muy acogedor. Vigas de madera, una chimenea encendida, paredes revestidas de tela de Jouy, ventanas de cristales pequeños…«¡Más normando imposible!… y ¡mira qué tranquilo está el labrador ahí en la esquina!», me dijo Carmen entusiasmada. Este sitio era realmente como estar en casa. No me extraña que el perro estuviera relajado mientras veía el trajín de los camareros. Además, la cocina de Jérôme Carel es generosa e inspirada en antiguas recetas regionales. ¡Muy rico todo! 

En Campigny descubrimos unachaumière de ensueño en pleno campo cerca de Pont-Audemer. Una enorme chimenea y bonitas mesas con manteles de lino le dan un toque acogedor. Al ver a  los camareros pasar con los platos de otras mesas… ¡nos entró hambre! Nos instalaron al lado de una de las ventanas. La cocina de Jean-Marie Huard nos maravilló.¡Todo estaba delicioso! Cuando llegó el postre, me di cuenta de que alguien me estaba mirando. Debajo de la mesa de al lado, un simpático bretón nos observaba. ¡Qué discreto! ¡Ni lo había visto!  

Frente al puerto de Honfleury sus barcos de pesca, entramos en este restaurante de ventanas verdes y rojas. El interior es espectacular. Han sabido realzar lo antiguo con modernidad. Dos magníficas salas de piedras blancas con vigas de madera y una enorme chimenea. Nos dieron una mesa en la extensión acristalada del restaurante. «¡Qué bonitas alfombras!», dijo Carmen mientras seguía observando este lugar lleno de magia. A dos mesas de nosotros, observamos un cuenco en el suelo y un perro negro dormido.La comida del chef Thierry Lebihanes para chuparse los dedos. Se nota que trabaja con productos frescos y de temporada. El resultado es muy sabroso. Para acompañar nuestra comida no sabíamos qué elegir,¡tenían tantas opciones de buena bebida! Un agradable momento, la verdad.   

Situado en tierras impresionistas, a dos pasos del castillo Gaillard, este bonito molino de Connelles,que aún funcionaba hace apenas 100 años, está sobre el río Sena. «¡Bueno, bueno! Qué lugar más bonito, ¡por favor!», Carmen no daba crédito. Su fachada de entramados azules, sus dameros de piedra blanca y de sílex y sus torrecillas lo hacían muy elegante. Al entrar, nos encontramos con un lugar acogedor y romántico con mesas con velas y vistas al río. Enseguida, nos dimos cuenta de que aquí los perros son bienvenidos. Un perro se estiraba debajo de una mesa. ¿Le habremos despertado? ¡Una cena inolvidable!