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Son cremosos, suaves, fuertes… Tienen carácter y forman parte de todas las comidas. ¡Se trata, por supuesto, de los quesos normandos! Y cuando tienen la denominación AOP como el camembert de Normandía, el neufchâtel, el livarot y el pont l’évêque, es difícil no repetir. ¿Quieres descubrir su historia y cómo se come? 

El Camembert, ¡la estrella de los quesos!

El camembert de Normandía © Mathilde Boclet
El camembert de Normandía © Mathilde Boclet

El camembert es seguramente uno de los quesos más famosos del mundo. Su historia se remonta al siglo XVIII. Todavía hay dudas acerca de su origen. Se dice que el camembert sería la obra de Marie Harel, agricultora normanda, que había recibido los consejos de fabricación de un cura que venía de la Brie. Fue su hija quien desarrolló la elaboración de este queso de leche de vaca y corteza blanca. En 1983, obtiene la denominación AOC y la AOP en 1996. Pero en la historia de este queso, sabemos que sedujo el emperador Napoleón III, y que su comercialización fue posible gracias a su mítica caja de madera inventada en 1890. ¡Un bonito destino para este queso que forma parte de las joyas de la gastronomía francesa!

El Livarot, un queso potente

El livarot © Mathilde Boclet
El livarot © Mathilde Boclet

¡Un queso que tiene el nombre de un pueblo de la provincia del Calvados! Se trata de un queso de leche de vaca que existe desde el siglo XVII. El livarot era, en su día, un queso que se podía conservar entre 4 y 6 meses. ¡Su perfume debía de ser muy fuerte! Su destino dependía de la producción de leche. Los granjeros elaboraban con la leche de vaca, mantequilla o livarot que era un queso magro rico en proteínas. Una producción muy local que acabo extendiéndose. Rodeado por tiras vegetales llamadas « laîches », es un queso de pasta blanda y corteza anaranjada que se degusta entre marzo y diciembre. ¡Una auténtica delicia! Sus 5 tiras le dieron el apodo de « Coronel ».

El Neufchatel, el antepasado de los normandos

El neufchâtel © Mathilde Boclet
El neufchâtel © Mathilde Boclet

El neufchâtel es seguramente uno de los quesos más antiguo de Normandía puesto que ya le mencionan en escritos del siglo XI. Elaborado con leche de vaca, proviene del País de Bray, concretamente del pueblo de Neufchâtel-en-Bray. Su particularidad: ¡su forma de corazón! ¿Cómo resistirse? La historia cuenta que durante la guerra de los Cien Años, las jóvenes lo regalaban a los soldados ingleses para conquistarles! Se le otorgaron su denominación AOC en 1969 y, desde entonces, ¡su pasta blanda con este toque de amargura y su corteza enmohecida nunca dejaron de seducir a los golosos! 

¡Todos fans de Pont-l’êvèque!

El pont l’évêque © Mathilde Boclet
El pont l’évêque © Mathilde Boclet

Concebido por los monjes cistercienses en el siglo XII, este queso lleva también el nombre de su pueblo. Se trata de un queso de leche de vaca (¡Estamos en Normandía!), elaborado con leche que no es ácida en el País de Auge. Se necesitan 3 litros de leche para fabricarlo después de ser cocido a 40° y que le hayan añadido el cuajo. Obtuvo su AOC en 1972. Antiguamente lo llamaban «angelot» hasta que le dieron su nombre definitivo en el siglo XVII. Su pasta blanda es refinada y suave y su corteza lavada y blanca. «Todo el mundo también lo quiere porque está hecho con tanto arte que, joven o viejo, solo es crema», decía el poema en 1622.

Pasamos a la cocina

  • La ventaja con los quesos normandos es que se pueden degustar tal cual con una buena baguette y a través de sabrosas recetas.  
  • Para comenzar, se puede declinar en salsas fundiendo medio queso cortado en dados en medio litro de nata líquida entera a fuego muy lento. ¡Tanto con el livarot, el pont l’évêque o el camembert, el resultado es increíble! Puedes usar estas salsas para acompañar una carne blanca o carne de ternera asada. Y añádele una pizca de hierbas frescas antes de servir.
  • El pont l’évêque es también delicioso en tostas calientes al estilo de las bruschettas italianas. Pon la tosta en el horno caliente durante 5 minutos y acompáñalo con ensalada crujiente antes de degustarlo.
  • Para el neufchâtel y su sabor tan particular, ¿Por qué no preparar una tarta caliente o en una ensalada crujiente con rabanillos, manzanas y almendras tostadas?

Nuestra receta de tarta de 4 quesos AOP normandos

Una masa quebrada
Medio camembert
Medio neufchâtel
Medio pont l’évêque
Medio livarot
2 cebollas rojas
1 diente de ajo
Perejil
100 g de piñones de pino o de almendras laminadas
2 huevos
300 g de nata líquida de Normandía
1 cc de comino en polvo
2 cc de aceite de oliva
Pimienta

Pica las cebollas y rehógalas con el aceite de oliva durante unos 10 minutos y hecha sal y pimienta. Deja que se enfríe.
Extiende la masa quebrada y colócala en el molde de tarta.
Corta los 4 quesos en dados de 2 cm.
Pica el ajo y el perejil.
En el fondo de la masa que has pinchado con un tenedor, dispón las cebollas cocinadas, los dados de queso, espolvorea perejil y ajo.
En un bol, bate los huevos, el comino, la nata, y la pimienta.
Rocía la tarta con esta preparación y añade los piñones o las almendras. Mete en el horno caliente durante unos 35 o 40 minutos.
Sirve caliente acompañado de una ensalada. ¡Buen provecho!