Empezamos nuestra ruta de abadías con mucha ilusión. Estábamos deseando aprovechar este viaje para relajarnos y vivir cosas sencillas. Nuestra primera etapa fue la abadía de Valmont, una abadía fundada en el siglo XII que fue destruida por un incendio y luego remodelada en el siglo XVI. Un conjunto majestuoso que pudimos visitar. ¡850 años de historia grabados en la piedra!
La ruta seguía hacia Saint-Wandrille-Rançon, donde nos esperaba la abadía de Saint-Wandrille, un conjunto precioso de estilo carolingio. Nos entraron ganas de disfrutar de un retiro en pareja, pero no era posible en este viaje. ¡Teníamos tantas cosas que ver!
Última etapa del día, Le Bec-Hellouin, un pueblo normando con la denominación «pueblos más hermosos de Francia”. Aquí pudimos visitar la abadía de Le Bec-Hellouin, importante centro cultural y religioso durante la Edad Media, que sigue activa gracias a la comunidad de monjes benedictinos que todavía viven allí. Cuando visitamos la abadía se estaba celebrando una de las misas, así que decidimos quedarnos. Fue una experiencia impresionante y muy auténtica. Esa noche la pasamos en Le Bec-Hellouin.