Sensaciones fuertes en el Viaducto de la Souleuvre

Con unos amigos, nos lanzamos un desafío: pasar un día en el Viaducto de la Souleuvre en Skypark Normandía, referencia mundial de las actividades extremas. Entre la tirolina gigante, el puenting, o el columpio gigante, ¡disfrutamos a tope de sensaciones fuertes!

Descenso del valle en tirolina

Hoy es el gran día. Me encuentro con mis amigos en el famoso Viaducto de la Souleuvre, un lugar único en pleno bocage normando. Nos acercamos a la recepción donde decidimos instalarnos para tomar uncafé.
Séverine y Alexis son los primeros en probar la tirolina. Equipados de arnés y de su GoPro, van a efectuar su salto en tandem. Esperan la cuenta atrás de Erwan, responsable de la seguridad. Tres, dos, uno… Séverine y Alexis son proyectados en el vacío a 100 km/h. En un momento, los perdemos de vista y nos encontramos con ellos dos cientos metros más abajo. Regresamos a la plataforma de salida, Alexis nos dice sonriendo: « ¡Hecho! ». Con esta primera etapa conseguida, se acercan a la cabina del puenting. 

El gran salto: ¡Un subidón de adrenalina!

Para acceder, Mika nos hace cruzar un puente de madera suspendido en el vacío. Bajo el efecto de nuestro peso y del viento, se balancea ligeramente de izquierda a derecha. A pesar de ello, miramos a nuestro alrededor y disfrutamos de las vistas del valle. Al llegar, mis amigos se instalan en una plataforma reservada a los espectadores. En lo que a mí respecta, me reúno con Théo, encargado de las sesiones de puenting. Durante varios minutos, me explica las consignas de seguridad. Nada se deja al azar. Me da tranquilidad. Me deja elegir la música para animarme antes del salto. Después de haberme atado los tobillos con las correas, Théo me acerca a la pasarela y me pide que me coloque al final de la tabla. En ese momento, mi pulso se acelera. Estamos a 63 metros de altura. Oigo de lejos el ruido de la gente. Lanza la cuenta atrás: Cinco, cuatro, tres, dos, uno… ¡Me tiro! La sensación es indescriptible. El viento sopla contra mi piel a una velocidad increíble. Luego, siento una presión alrededor de los tobillos a pocos metros del lago. Oigo las aclamaciones de mis amigos que se quedaron en la pasarela. ¡Qué momento! Clément y Jérémy decidieron saltar por la tarde.

El columpio gigante

El último desafío de la jornada se sitúa al pie del viaducto, delante del columpio gigante. Y esta vez, les toca praticipar al otro Clément, Jérémy y Séverine. Después de ser equipados por Jean, se tumban y son suspendidos por la cintura. Progresivamente, suben a 55 m de altura. Le toca a Jérémy accionar el columpio, tirando de la cuerda. Jean exclama: « ¡Puedes tirar de la cuerda en cinco segundos! ». De broma, Jérémy nos deja esperando y activa el mecanismo unos segundos después. En tres segundos, desciendo a una velocidad de 130 km/h, y paso a pocos metros del suelo. Sus gritos resuenan durante todo el descenso. Pasa de nuevo delante de nosotros en el otro sentido y acaban su trayectoria balanceandose de adelante hacia atrás. De regreso a tierra firme, ¡ya quieren repetir!

Después de esta última actividad, para reponernos de nuestras emociones, decidimos tomar algo al pie del viaducto. ¡Nos toca a nosotros observar a la gente saltar por los aires y gritar !

Los horarios y las tarifas comunicados están sujetos a modificaciones.