Mariscar por la costa de nácar

Son las 17 h en la playa de Luc-sur-Mer, un día con gran marea. El mar se retira poco a poco y desvela una gran superficie de rocas y de arena dando paso a un curioso balé… el de los mariscadores. Teníamos cita aquí con Jean-Yves Jegourel. Brújula en el bolsillo, botas de agua y chubasquero puestos y herramientas en la mano, este especialista del litoral normando estaba a punto de entregarnos los secretos del marisqueo.

Mariscos y crustáceos

La marea baja se acercaba. Y las siluetas, a lo lejos en la playa, parecen multiplicarse. Nada sorprendente… « Estamos aquí en el corazón de la zona llamada Rochers du Calvados (Rocas del Calvados), un espacio que se extiende entre Lion-sur-Mer y Bernières-sur-Mer, y que atrae a los mariscadores », nos explicaba Jean-Yves Jegourel. Aquí, cuando el mar se retira, la arena ofrece un ecosistema de centenares de especies de algas, mariscos y crustáceos. Gambas grises, cangrejos, almejas, ostras, mejillones y navajas escondidos bajo la arena o las rocas y su manto de algas. « ¡A veces la gente hasta encuentra langostas! », nos indicó Jean-Yves Jegourel. ¿Nuestro grupo de aprendices mariscadores tendría esa suerte?

Una pesca responsable

Después de haber observado gracias a Jean-Yves los curiosos habitantes de la arena, nos acercamos mar adentro, hacia los campos de algas. Paciencia, observación y conocimiento del medio son las llaves de una pesca exitosa. Los buenos pescadores están equipados de unas herramientas adaptadas: una « bichette » para pescar las gambas grises o un « havenet » para los cangrejos, dos tipos de grandes redes. Acercándonos a las rocas, Jean-Yves nos recordó los buenos reflejos para conservar el ecosistema: « Pensad en colocar de nuevo las rocas que levantáis. Y si pescáis algo, comprobad si entra dentro de las tallas autorizadas con la regla. Tendréis que soltar a los pequeños individuos para que sigan creciendo ».

Caza del tesoro

Rápidamente, con cuidado para no resbalarnos sobre las algas, empezamos a mariscar. Mejillones, cangrejos y gambas grises. ¡La playa está llena de tesoros! Por razones evidentes de tamaño, y de conservación, las tres cuartas partes de las capturas serán devueltas al mar. ¡Fue un auténtico placer compartir ese momento juntos, aprender tantas cosas y respirar este aire puro. Mientras que el mar regresaba, a un ritmo impresionante, la iniciación se acababa. Nos fuimos con algunas gambas y unos mejillones, lo que alegró mucho a Noé, con sus 3 años, el benjamín de la banda, sonriente con su cubo en la mano.