Las curtidurías vendían parte de su cuero en Normandía a guarnicioneros, zapateros y fabricantes de botas. A partir de 1870, una gran parte de la producción se destina a la industria del calzado en Fougères. El ejército, correos y los ferrocarriles también eran clientes importantes. En los años 50, las curtidurías de Normandía exportaban al norte de África y al Congo. Último vestigio de la industria del curtido en el valle de Laize.
Restaurada gracias a la acción de la asociación Val de Laize, la antigua curtiduría creada por Auguste Lefèvre en 1880 estuvo activa hasta 1910 y representa el último vestigio de la industria del curtido en el valle del Laize. Abierto a petición de los grupos de la Communauté de Communes Cingal Suisse Normande.
