Una joya de la arquitectura gótica flamígera, cuya fachada, un verdadero encaje de piedra, da una verdadera impresión de gracia y ligereza. La iglesia sufrió graves daños durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, pero su pórtico de cinco lados con su tímpano y sus hojas de madera tallada, obra maestra del Renacimiento, ha permanecido intacto.
El interior ha sido desmantelado desde la guerra, pero el altillo del órgano de 1521 y la elegante escalera de caracol merecen una visita.
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