Ruta impresionista por la costa de Albâtre

Belleza fascinante de acantilados de tiza blanca, juego de reflejos sobre un mar que tan pronto puede ser tempestuoso como tranquilo… ¡así es la costa de Albâtre! Morisot, Pissarro, Monet y Boudin se han rendido frente al encanto de estos espacios naturales que, aún hoy, se conservan tan bien.  

Los Jardines de Etretat

Sentado en un banco de los jardines de Étretat, apetece dejar pasar las horas contemplando este absorbente paisaje. Enfrente, golpeada por las olas, se aprecia la famosa aguja rocosa que se desprende del mar. La blancura de los acantilados contrasta con el verde intenso de los jardines. Desde este lugar mágico, entendemos por qué Monet se enamoró de este lugar. No resultan casuales las representaciones del pintor trabajando con su caballete en este escenario.  De hecho, la señora Thébault, famosa actriz de principios del siglo XX y amiga de Monet, fue la que plantó el primer árbol de estos jardines que en la actualidad acogen esculturas de Land-Art.

Un paseo por las callejuelas de este pueblo mítico permite entender su poder de atracción. Isabey fue el primero, a partir de 1820, en sucumbir a sus encantos. Courbet pintará las costas y las olas en más de cincuenta ocasiones. Se puede continuar por el acantilado, y por el sendero que dibuja sus curvas hasta el faro de Antifer. Este entorno ofrece en sus valles puntos de vista increíbles y paisajes aún más secretos. Después de este paseo tonificante, el restaurante del campo de golf es una buena opción para comer. ¡Las vistas son espectaculares!

Un puerto animado

Siguiendo este paseo revitalizante, nos acercamos a Fécamp. Con sus Baños y su casino este pueblo costero constituía, en aquella época, un puerto base para impresionistas como Monet y Berthe Morisot. Antes de ellos, Delacroix tenía también la costumbre de venir aquí. La sala Beaux-arts del Museo des Pêcheries alberga varios lienzos relacionados con el movimiento impresionista. Y el mirador del museo, ¡ofrece unas vistas vertiginosas!

Para disfrutar del ambiente del puerto, ¿por qué no acercarnos a tomar algo en el Café de la Boucane? Este antiguo albergue de marineros, convertido en ahumadero de arenques, es hoy en día uno de los puntos de animación más destacable en Fécamp.

En alta mar

Una sucesión de adorables pueblos de pescadores destaca en la costa, como Yport, lugar inmortalizado por Corot y Renoir. Veules-Les-Rosesse merece también una visita con sus callejuelas florecidas, sus galerías de arte y el río más pequeño de Francia (1km). El hotel Douce France ofrece un bonito paréntesis. Varengeville-sur-Mer, colgado del acantilado, es un lugar casi irreal: las vistas son grandiosas, pero ofrece una especial sensación de intimidad con la naturaleza. Monet, Renoir, Pissarro y más tarde Braque plantaron sus caballetes en este lugar.

Aquí  se encuentran también algunos de los jardines más bellos de Francia. Visitar el Jardín Shamrock es una buena idea antes de descubrir el Museo Jacques-Emile Blanche en Offranville o de disfrutar de la puesta del sol en Dieppe. El Castillo-Museo de la ciudad alberga varias obras de los grandes maestros, entre los que llama la atención la artista Eva Gonzales. Junto con Berthe Morisot y Mary Cassatt, forma parte del reducido círculo de mujeres impresionistas. Amiga y modelo de Manet, se refugió en Dieppe durante la guerra en 1870 y representó la ciudad en varios lienzos. Basta con asomarse por la ventana del museo para disfrutar de las vistas que la subyugaron, bañadas por una luz cambiante y mecidas por el sonido de las olas que cubrían los guijarros. 

Instante de felicidad

Desde el cementerio marino, colgado del acantilado de Varengeville-sur-Mer, uno se deja invadir por la belleza del paisaje de toda la costa de Albâtre en una sinfonía de colores. Desde este lugar magnético seguimos el pequeño valle hacia el mar tras los pasos de Monet que aquí pintó varios lienzos, como La Casa de los aduaneros.

Redactado por Vinciane Laumonier